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viernes, 3 de diciembre de 2010

La mitad de los Objetivos del Milenio, a merced del cambio climático
Noticias EFE
Antonio Pita

Sde Boker (Israel), 15 nov (EFE).- El grado de cumplimiento de cuatro de los ocho Objetivos del Milenio está en parte condicionado por la preocupante influencia que ejerce el cambio climático en la salud humana, según el experto estadounidense Jonathan Patz.
Patz, profesor de estudios ambientales y salud en la Universidad de Wisconsin (EEUU), hizo esta advertencia en la tercera conferencia anual sobre "Zonas áridas, desiertos y desertificación" celebrada recientemente en el campus de Sde Boker de la Universidad Ben Gurión del Neguev, en el sur de Israel.
"Los Objetivos del Milenio (ambiciosas metas que se ha marcado para 2015 la comunidad internacional) son pensamiento ilusorio y no se van a cumplir, pero aunque así fuera, la realidad es que el cambio climático ya está en acción y exacerba otros problemas", explicó Patz a Efe.
Los cuatro Objetivos influidos por el calentamiento global son la erradicación de la pobreza extrema y el hambre, la reducción de la mortalidad infantil, la mejora de la salud materna y, por supuesto, la sostenibilidad medioambiental.
"El cambio climático significa aumento de temperaturas y fenómenos climáticos extremos que tienen un peso en la malnutrición, la contaminación del agua o la expansión de la malaria", explicó Patz.
No obstante, considera que el principal reto son los denominados refugiados medioambientales, poblaciones que abandonan sus hogares empujadas por fenómenos cada vez más frecuentes y extremos como sequías, inundaciones u olas de calor.
Patz es uno de los grandes estudiosos de la relación entre calentamiento global y salud pública, que ha entrado con fuerza en el debate académico en los últimos años hasta centrar en 2008 el Día Mundial de la Salud.
Mientras los escépticos lo ven como una nueva vuelta de tuerca en el "alarmismo ecologista", los académicos recuerdan que la alteración de los procesos naturales no es algo lejano que afecte únicamente a osos polares y aves migratorias, como a veces se deduce de las imágenes televisivas, sino a todos los habitantes del planeta.
"La salud pública no es un asunto sólo de personas, sino también de la naturaleza", resumió en su intervención en la conferencia Colin Mac Dougall, de la universidad australiana de Finders.
La prestigiosa revista científica británica "The Lancet" y el University College de Londres publicaron el año pasado un estudio con una conclusión contundente: "El cambio climático es la mayor amenaza global para la salud del siglo XXI".
"Sin embargo, la impresión entre la inmensa mayoría del público es que toda respuesta al calentamiento global será negativa: Eliminar el carbón será caro, tendremos que conducir menos, comer diferente, cambiar los modos de generación de energía y alterar nuestros modos de vida", lamentaban los autores del informe.
Su director, Anthony Costello, lanzó un mensaje a quienes ven el deshielo polar como una anécdota con la que tendrán que lidiar las generaciones venideras: "El cambio climático no será algo que percibamos en un futuro lejano, sino durante nuestras vidas y, sin duda alguna, en las vidas de nuestros hijos y nietos".
El número de desastres naturales se ha triplicado desde los años sesenta y las olas de calor, que mataron a 70.000 personas en Europa en el verano de 2003, se cobran ya en Estados Unidos más vidas que huracanes, tornados, inundaciones y terremotos juntos, según el Grupo de Trabajo Interagencias sobre Cambio Climático y Salud.
El aumento de temperaturas hará que mosquitos y otros animales de sangre fría transmitan enfermedades en zonas altas donde nunca antes lo habían hecho.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cambio climático puede aumentar la población expuesta a la malaria en África a unos 90 millones en 2030 y la población global con riesgo de dengue en unos 2.000 millones en el 2080.
Cada grado centígrado de incremento de las temperaturas supone un 8% más de admisiones en los hospitales por diarrea, que siega ya 1,8 millones de vidas al año.
También crecerá la presencia de alérgenos, como el polen o el moho, y el deterioro de la calidad del aire, en una factura humana del cambio climático que pagarán sobre todo los países pobres, es decir, los que menos han contribuido a crearlo. EFE

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